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Grupo de chicos de espaldas, sentados sobre tierra en una montaña

Aparato reproductor masculino: partes, órganos y funciones

El aparato reproductor masculino se compone de órganos y estructuras tanto externas como internas.

La mayor parte de las especies presentan dos sexos diferenciados: hembra y macho, de manera que cada uno posee su propio sistema reproductor. En el caso particular del aparato reproductor masculino (también conocido médicamente como sistema reproductor masculino), está especialmente diseñado para producir y transportar espermatozoides (la célula sexual masculina o célula espermática).

Pero, ¿en qué consiste realmente el aparato reproductor masculino? ¿En cuántas partes se divide? ¿Para qué sirve? Y sobre todo, ¿cuáles son sus principales funciones? Te explicamos en este artículo todo lo que necesitas saber sobre el sistema reproductor masculino.

¿Qué es el sistema reproductor masculino?

El aparato reproductor masculino es el conjunto de distintos órganos  encargados de la función de la reproducción, entre otras importantísimas funciones, de forma conjunta con el sistema reproductor femenino, los cuales tienden a fundirse entre sí para producir un nuevo ser. Por tanto, ambos sistemas -el femenino y el masculino- son imprescindibles para la reproducción.

A diferencia del aparato reproductor femenino, que encontramos localizado de forma íntegra en la pelvis -región situada en el inferior del tronco, con forma y apariencia de cavidad-, el sistema reproductor masculino se encuentra no solo en el interior de ésta, sino también fuera.

Mientras que tanto el pene como la uretra no solo forman parte del sistema reproductor masculino, sino también del urinario, el escroto, los testículos, las vesículas seminales, los conductos deferentes y la próstata pertenecen al resto del sistema reproductor del hombre.

Las 11 partes del aparato reproductor masculino

A continuación, pasamos a enumerar los distintos órganos y estructuras del aparato reproductor masculino:

1. Pene

El pene  es un órgano musculoso en el que distinguimos distintos tejidos, músculos, venas, arterias y nervios. Entre todo ello, dispone de tres espacios cilíndricos llenos de sangre formados por tejido eréctil, dos de los cuales reciben el nombre de cuerpos cavernosos (situados uno al lado del otro) y un tercero, conocido como cuerpo esponjoso, que rodea casi la totalidad de la uretra, por cuyo orificio se expulsa el semen y la orina, que encontramos en la punta del glande del pene.

El glande, precisamente, es la parte final de este órgano musculoso, suele tener un grosor mayor al resto del pene, y su color suele ser rojizo o rosado. A su vez, está recubierto por una piel sujeta al pene gracias al frenillo, que puede retirarse, conocida con el nombre de prepucio.

Cuando los tres espacios cilíndricos se llenan de sangre el pene no solo aumenta de tamaño, sino que también se vuelve rígido (o erecto). Es la función que  brinda la posibilidad de la reproducción. Esta erección se produce a partir de la excitación sexual, y cuando se produce la eyaculación significa que el hombre ha llegado al orgasmo.

Gracias a la presencia de este tejido eréctil durante la erección el pene es capaz de agrandarse hasta cuatro veces su tamaño normal, al estar formado por un tejido fibroso con capacidad elástica.

2. Escroto

El escroto consiste en un saco de piel gruesa, en cuyo interior encontramos a los testículos. Su finalidad no es solo la de rodearlos y protegerlos, sino la de actuar como un auténtico sistema de control de la temperatura, fundamental para el adecuado desarrollo de los espermatozoides.

Esta función es de vital importancia, ya que una temperatura elevada perjudica seriamente la producción normal de espermatozoides. Así, cuando la temperatura aumenta el músculo cremáster presente en la pared del escroto se relaja permitiendo que los testículos se alejen del cuerpo, o tira de ellos contrayéndose para hacer que se acerquen más.

3. Testículos

Otra de las estructuras del aparato reproductor masculino son los testículos. Estos se encuentran en el interior del escroto. Son unos cuerpos ovoides cuyo tamaño oscila entre los 4 a 7 centímetros de largo, y un volumen aproximado de entre 20 a 25 ml.

Poseen dos funciones fundamentales: la producción de los espermatozoides (los cuales transportan la carga genética del varón) y la producción de testosterona (la hormona sexual masculina por excelencia).

Es habitual que el testículo izquierdo tienda a colgar un poco más que el derecho. Se trata de una situación absolutamente normal, que no supone la existencia de ningún tipo de patología o trastorno.

4. Epidídimo

La presencia del epidídimo es igual de importante, ya que  se encarga de recoger los espermatozoides del testículo, dejando que maduren y sean capaces de moverse por el sistema reproductor femenino en el momento de la reproducción.

Se encuentra situado en el borde posterior del testículo, y consiste básicamente en un tubo conductivo que sirve para conectar los testículos con los vasos deferentes.

5. Conducto deferente (o vasos deferentes)

El conducto deferente consiste en un par de tubos musculares, los cuales se encuentran rodeados de músculo liso, pudiendo llegar a alcanzar entre 35 a 45 centímetros aproximadamente.

Una vez los espermatozoides han permanecido en el epidídimo, viajan por el conducto deferente hasta llegar a la parte posterior de la próstata, uniéndose a una de las dos vesículas seminales.

6. Uretra

La uretra es un tubo o conducto  por el cual la orina sale del cuerpo del hombre  (y también de la mujer, ya que su aparato reproductor dispone igualmente de uno).

Pero en el caso particular del aparato reproductor masculino no solo cumple la función de permitir la expulsión de la orina fuera del cuerpo desde la vejiga. También brinda la posibilidad de expulsar el semen eyaculado.

7. Vesículas seminales

Las vesículas seminales son una parte del sistema reproductor masculino que se encuentran situadas encima de la próstata, donde se unen a los conductos deferentes.

También conocidas como glándulas seminales, las vesículas seminales se encargan de producir un líquido capaz de nutrir a los espermatozoides. De hecho, producen en torno a un 60% del volumen del líquido seminal, mediante el que los espermatozoides son expulsados durante la eyaculación.

Este líquido es generalmente viscoso, y permite a los espermatozoides no solo nutrirse, sino desplazarse con más facilidad y protegerse. Es decir, el líquido segregado por las vesículas seminales sirven de protección, movilidad y alimento.

8. Conducto eyaculador

Los conductos eyaculadores consisten en dos conductos por los que pasa el semen durante la eyaculación, para posteriormente ser expulsado a través del pene.

Están formados por la confluencia de un conducto deferente y el conducto secretor de cada vesícula seminal.

9. Próstata

Se encuentra  situada debajo de la vejiga, rodeando la uretra. Se conecta con los testículos a través de los conductos deferentes. Aunque crece con el paso de los años, en los hombres más jóvenes suele poseer el tamaño de una vez, y su forma recuerda mucho a la apariencia que tiene una castaña.

Funciona fundamentalmente como una vejiga secundaria. Ayuda a ejercer presión en el momento de la relación sexual, cerrando el paso de la vejiga para evitar que la orina se libere y salga.

10. Glándulas bulbouretrales (o Glándulas de Cowper)

Son glándulas de pequeño tamaño que encontramos situadas justo debajo de la próstata. Su función es la de producir o segregar un líquido de composición alcalina, la cual ayuda a lubricar la uretra antes del pesado del semen en la eyaculación, neutralizando su acidez.

11. Glándulas uretrales (o Glándulas de Littre)

Para finalizar con este lista de las principales partes del aparato reproductor masculino, tenemos las glándulas de Littre, también conocidas como periuretrales, son glándulas que se desprenden de la uretra. Su principal función es la de producir una mucosa -o moco- que se incorpora al semen.

¿Para qué sirve? Principales funciones

Los diferentes órganos sexuales que forman el aparato reproductor masculino llevan a cabo distintas funciones, entre las que se encuentra una de las más importantes: producir y liberar el semen en el interior del sistema reproductor femenino (durante el coito), el cual contiene los espermatozoides.

Pero no es la única función. Antes de llegar a ello, es necesaria la producción de diferentes hormonas sexuales  (como la testosterona), que interviene activamente en la maduración sexual del niño durante la pubertad, hasta convertirse en hombre.

Así, durante la pubertad tanto el escroto como los testículos aumentan de tamaño, el pene, la próstata y las vesículas seminales crecen, y empieza a crecer vello en la zona púbica, en la cara y en las axilas. Además, la voz cambia, volviéndose mucho más grave. Luego, el chico alcanza la estatura y el peso que tendrá de adulto.

Como vemos, en todo su conjunto, tanto los testículos como las vesículas seminales, el epidídimo, la próstata, los vasos deferentes y otras glándulas participan activamente en la producción de los espermatozoides y el plasma seminal.

El sistema reproductor masculino