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¿Qué es la demencia senil y en qué se diferencia del Alzheimer?

Mientras que el Alzheimer está considerado una enfermedad, la demencia senil es un síndrome que agrupa un conjunto de síntomas.

Al igual que ocurre con el resto de nuestro cuerpo, el cerebro es un órgano que envejece con el tiempo, lo que significa que nuestras facultades y funciones cerebrales pueden verse afectadas. Si a este deterioro natural le sumamos algún factor degenerativo como algunas enfermedades puede que el resultado sea la aparición de una demencia.

Este tipo de síndrome se caracteriza por la pérdida progresiva de algunas facultades mentales que afecta sobre todo a personas de edad adulta. A lo largo de este artículo descubriremos qué es la demencia senil, sus diferencias con el Alzheimer, así como sus síntomas, causas y tratamiento.

¿Qué es la demencia senil?

A diferencia de lo que muchas personas creen, la demencia es un síndrome y no una enfermedad, entendiendo por síndrome todo un grupo de síntomas que no tiene un diagnóstico definitivo.

En el caso concreto de este síndrome, también llamado solamente demencia, este abarca una serie de síntomas que afectan a funciones y tareas cognitivas y mentales como la memoria y el razonamiento. La senilidad puede ocurrir debido a una gran variedad de condiciones y aunque la más habitual es el Alzheimer, ambas poseen diferencias significativas.

Tal y como decíamos, la demencia senil provoca una disminución a largo plazo y a menudo gradual en la capacidad de pensar y recordar, esta disminución es lo suficientemente grande como afectar al funcionamiento diario de una persona.

A medida que los síntomas progresan, la persona se vuelve cada vez menos autónoma y disminuye la capacidad para funcionar de manera independiente. Esta es una de las principales causas de discapacidad en los adultos mayores y puede suponer un gran peso emocional y financiero para las familias y cuidadores.

Otros signos que suelen aparecer son aquellos relacionados con los problemas emocionales, las dificultades en el lenguaje y capacidad de expresarse y una disminución en la motivación.

Según los datos de la Organización Mundial de la salud, en todo el mundo, existen aproximadamente 47500 millones de personas que padecen algún tipo de demencia.

¿Cuáles son sus síntomas?

Habitualmente, la demencia comienza con la experimentación de episodios leves de olvido. Estas personas suelen pueden sentirse desorientados en entornos familiares o perder el rumbo en lugares que les resultan habituales. Además, los problemas para controlar los tiempos son otro de los síntomas más leves o precoces.

Conforme avanza y se deterioran las funciones cerebrales, aumentan los olvidos y la sensación de confusión. Hasta el punto que puede llegar a ser complicado recordar nombres o caras de personas familiares. Los signos más claros suelen incluir las preguntas repetitivas, un abandono en el cuidado personal o una higiene inadecuada y dificultades a la hora de tomar decisiones.

En la etapa más avanzada de la demencia senil, las personas no son capaces de cuidar de sí mismas y pueden perder por completo la capacidad de recordar personas y lugares con los que están familiarizados. Además, también aparecen cambios en la conducta y en el estado de humor, pudiendo aparecer comportamientos agresivos y depresión.

Síntomas tempranos

Tal y como se menciona en el punto anterior, existen algunos síntomas y signos tempranos que pueden alertarnos de la presencia de una demencia. Si bien es cierto que puede resultar complicado detectarlos en uno mismo, es importante conocerlos.

Los síntomas iniciales o tempranos de la demencia senil pueden incluir:

1. Alteraciones leves de la memoria a corto plazo

Los problemas con la memoria pueden ser un síntoma temprano de esta afección. A menudo, estos cambios son muy sutiles y están relacionados con la memoria a corto plazo. Esto significa que la persona puede recordar algo que ocurrió hace mucho tiempo, pero no lo que ha desayunado.

2. Problemas para encontrar las palabras correctas

Otro de los síntomas tempranos es la dificultad para comunicar pensamientos. Una persona que experimenta los síntomas tempranos puede tener dificultades para explicar algo o encontrar las palabras que adecuadas para expresarse.

3. Cambios el estado de ánimo y apatía

Los cambios de humor y en el estado de ánimo, sin explicación aparente, los cambios en la personalidad y la apatía o pérdida de interés en pasatiempos y actividades, son síntomas muy comunes de la demencia temprana.

4. Confusión

Una persona que se encuentra en las primeras etapas de la demencia puede sentirse confusa muy a menudo. Cuando la memoria, el pensamiento o el juicio decaen, puede aparecer una sensación de confusión ya que no son capaces de recordar ciertas cosas, personas o palabras, lo que genera una sensación de desorientación y desconcierto.

5. Dificultad para seguir historias

Los problemas y dificultades para seguir historias y conversaciones también son un síntoma temprano muy habitual de la demencia senil temprana.

6. Problemas de orientación

Con el inicio de la afección, el sentido de la orientación espacial puede comenzar a deteriorarse. Esto puede implicar no reconocer puntos de referencia familiares, así como olvidar direcciones utilizadas frecuentemente.

Además, para estas personas también puede resultar mucho más complicado seguir una serie de instrucciones paso a paso.

7. Ser repetitivo

A causa de los problemas de memoria y de los cambios generales de comportamiento, la repetición es un síntoma muy común de la demencia senil temprana. La persona puede repetir las mismas preguntas o temas en una misma conversación o, incluso, repetir tareas diarias.

Además de las dificultades en la memoria y el pensamiento, la demencia senil puede ir acompañada también por alteraciones emocionales. | ,

¿En qué se diferencia del Alzheimer?

Aunque pueden resultar muy similares en cuanto a los síntomas, la demencia es el término aplicado a todo un grupo de síntomas que afecta de forma negativa a la memoria, mientras que la enfermedad de Alzheimer es una afección degenerativa del cerebro que causa un deterioro lento de la memoria y de la función cognitiva.

Además, la causa exacta de este todavía es desconocida y no hay una cura disponible. En cuanto a los síntomas de cada una de estas condiciones, estos pueden superponerse pero siempre existen algunas diferencias.

En ambos condiciones puede aparecer una disminución de la capacidad de pensar, deterioro de la memoria y un deterioro en la capacidad de comunicarse. No obstante, la enfermedad de Alzheimer se caracteriza por una alteración del juicio y por una dificultad para hablar, tragar o caminar en las etapas avanzadas de la enfermedad, entre muchos otros.

Ciertos tipos de demencia pueden compartir algunos de estos síntomas pero excluir otros o presentar algunos nuevos, como las alucinaciones en la demencia de los cuerpos de Lewy, de esta manera se hace posible realizar un diagnóstico diferencial de cada una de estas afecciones.

¿Cuáles son las causas de la demencia?

Los primeros síntomas suelen aparecer con mayor probabilidad a medida que las personas envejecen. Esto ocurre cuando ciertas células cerebrales se dañan o deterioran a causa de afecciones como la enfermedad de Parkinson, el Alzheimer o la enfermedad de Huntington.

Por otra parte, existen otras causas de la demencia no relacionadas con enfermedades neurodegenerativas. Entre estas causas se incluyen:

  • Infecciones como el VIH

  • Enfermedades vasculares

  • Accidentes cerebrovasculares

  • Depresión

  • Consumo crónico de alcohol o drogas

¿Existe un tratamiento?

En la mayoría de los casos, la demencia senil no es reversible. Sin embargo, esto no quiere decir que no existan tratamientos sintomáticos que hagan más fácil la vida de la persona. Con los fármacos adecuados, se puede favorecer el control de los síntomas pero la elección de uno o de otro dependerá de las causas que subyacen a esta.

Por ejemplo, en aquellas personas que la demencia senil esté causada por el Alzheimer, la enfermedad de Parkinson o la demencia de los cuerpos de Lewy, la opción de tratamiento más adecuada es mediante la administración de fármacos inhibidores de la colinesterasa.

Cuando esta se acompaña de problemas emocionales como depresión o existen síntomas psicóticos, el tratamiento puede ir acompañado de una terapia farmacológica con antidepresivos o antipsicóticos específicos para estos síntomas.

Es necesario especificar que los medicamentos antipsicóticos solamente son administrados en casos muy puntuales, el motivo es que estos pueden ocasionar graves efectos secundarios en personas con alguna de estas afecciones, entre ellos elevar el riesgo de muerte.

En cuanto a las opciones de tratamiento no farmacológicas, existen otro tipo de alternativas como la psicoterapia y la fisioterapia que, si bien no curan la demencia senil, pueden favorecer la ralentización del avance del deterioro cognitivo y físico y ayudar a la persona a mejorar su calidad de vida.

Finalmente, estas personas también puede beneficiarse de los servicios de apoyo de asistentes de salud en el hogar y de la ayuda de otros cuidadores.

Referencias bibliográficas

  • Livingston, G., Sommerlad. A., Orgeta, V. & Costafreda, S. G. (2017). Dementia prevention, intervention, and care. Lancet, 390(10113): 2673–2734.

  • Burns, A. & Iliffe, S. (2009). Dementia. BMJ International, 338: 75.

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